El Bono Alquiler Joven ofrece ayudas para los alquileres de hasta 600 euros al mes, pero, desde que se fijó la cuantía en 2022, el mercado se ha tensionado tanto que en Zaragoza ya solo un cuarto de los pisos ofertados está por debajo de este umbral

Jóvenes miran ofertas de alquiler en el escaparate de una oficina inmobiliaria, en Santiago de Compostela.

Jóvenes miran ofertas de alquiler en el escaparate de una oficina inmobiliaria, en Santiago de Compostela. / EFE/ Xoán Rey

Zaragoza

La nueva convocatoria del Bono Alquiler Joven mantiene el límite máximo de la renta cubierta por las ayudas en 600 euros al mes, pero la evolución y la tensión del mercado de la vivienda, por la falta de oferta y las dificultades para acceder a una residencia en propiedad, ha hecho que esa cuantía represente ya solo a una mínima parte de los pisos disponibles en ciudades como Zaragoza. En concreto, según reflejan las inmobiliarias en Aragón, tan solo entre un 20 y un 25% de los pisos ofertados en la capital aragonesa están por debajo de esos 600 euros que marcan el límite para acceder a una ayuda.

La renta máxima por la que se podrían solicitar estas ayudas quedó definida en el Bono Alquiler Joven en 2022. Entonces, esa cuantía cubría buena parte del mercado, también en las grandes capitales. Pero el ascenso incesante de los precios en estos últimos tres años ha hecho que se quede limitada a barrios periféricos, o zonas rurales poco turísticas.

Desde el Gobierno de Aragón, la directora general de Vivienda, María Pía Canals, reconoce que es una «buena pregunta» plantearse si el límite debería haber sido elevado por parte del Gobierno central, que es quien lo señala como impulsor de estas ayudas. «Estamos de acuerdo en que los alquileres han subido desde 2022, pero nos planteamos si la subida del límite de los 600 euros podría derivar también en una especulación con los precios de los alquileres», reflexiona.

«Es un tema complicado, porque si la renta máxima se incrementa, al tratarse de ayudas directas que puede pedir el inquilino, podrían producirse casos de especulación que elevasen los alquileres», señala Canals. «Los precios tendrían una tendencia al alza que podría modificar el mercado», considera.

Desde las inmobiliarias reconocen que la situación ha cambiado en estos tres años. Alquilar un piso por debajo de 600 euros, aunque no es imposible, está complicado y cada vez lo será más «encontrar viviendas habitables». Es lo que defiende Fernando Baena, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Aragón y Soria (APIS), quien sostiene que, precisamente por lo económicos que resultan, son un «visto y no visto».

Baena habla de que solo un 20% o 25% de la oferta de los pisos está por debajo de 600 euros –que tengan mínimo dos dormitorios y un salón- cuyas características, asegura, no son las mejores. «Son pisos lógicamente pequeños, de unos 40 o 50 años y muchas veces las condiciones de habitabilidad, son peores. La cocina y el baño suelen estar obsoletos», explica.

Además, la ubicación de estos pisos más baratos, según Baena, dista de lo céntrico ya que «claramente, no van a estar en la plaza Aragón o en Gómez Laguna». Así, las zonas donde el mercado es más asequible son en las «tradicionales» como Delicias, Las Fuentes, Valdefierro, el Barrio Oliver o el Picarral. 

El perfil de las personas que alquilan estas viviendas, según Baena, se centra principalmente en los jóvenes. Precisamente el colectivo objetivo del Bono Alquiler Joven que contempla ayudas de hasta 250 euros al mes a quienes alquilan a un piso por 600 euros mensuales. A juicio de Baena, «quizá ya esa renta se ha quedado un poco baja«, aunque la subvención sea «de más de un 35%».

Desde APIS, Baena reivindica una «mayor oferta de vivienda asequible», que no se base solo en la construcción de nuevas viviendas sino en el fomento de «rehabilitación», ya que «la necesidad de vivienda es importante», añade, y «hoy cualquier ayuda para alquiler es poco».

Un «problema de Estado», que según Baena «supera a las autonomías y al Gobierno central», por el que propone «reformar la legislación para dar seguridad jurídica a los arrendadores». Mercado hay, dice, pero ya alquilado.

Aunque el número de pisos disponibles con alquileres por debajo de los 600 euros cada vez es más pequeño, desde el Gobierno de Aragón detectan que en la comunidad autónoma sigue habiendo una masa importante de contratos de alquiler por debajo de esas cifras, lo que hace que las cuantías disponibles para las ayudas se agoten siempre antes de cubrir todas las solicitudes realizadas. «El Bono Alquiler Joven cubre también ayudas al alquiler de habitaciones, por lo que ahí hay margen y se siguen llenando las solicitudes», explica Canals.

Mientras, las administraciones siguen explorando medidas para tratar de facilitar el acceso a la vivienda en Aragón. Desde la promoción de «minipisos» en zonas turísticas como Sallent de Gállego, que permitan crear un número elevado de residencias aunque sean de pequeño tamaño, incluyendo modelos con espacios comunes de uso compartido, o el impulso a la construcción industrializada, que habilita realizar bloques enteros de forma mucho más rápida que el habitual ladrillo.

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