Un abogado que estaba realizando sus funciones en los juzgados de Madrid, manifiesta que un escolta de Begoña Gómez, esposa del actual presidente del Gobierno, le golpeó y le lesionó al negarse él a abandonar el pasillo de la planta tercera de los juzgados, negativa que se basaba en que el abogado también había sido citado en torno a esa misma hora, para dos declaraciones de procedimientos relativos a clientes suyos a los que representaba.

Según ha publicado El Mundo, el abogado que ha sufrido el golpe, que identifican bajo las iniciales B.F., ha manifestado que él no es activista y que ni siquiera comulga con ningún crédito político. “Estaba allí sólo para trabajar, ni siquiera sabía quién iba a declarar ese día”, ha afirmado este letrado, añadiendo que sufrió un atropello y que, en consecuencia, se veía en la obligación de denunciar los hechos para que se depuren responsabilidades.

Muchas veces se ha insistido desde las instituciones representativas de la abogacía que es necesario que todas las autoridades del Estado mantengan una posición de máximo respeto a la función de la abogacía. Esta exigencia se plantea no tanto en interés exclusivo de la abogacía, sino principalmente en interés de la Administración de Justicia y, por ello, de la ciudadanía.

Este desagradable incidente es un ejemplo más de la importancia de la exigencia de que la abogacía reciba un trato especialmente protegido cuando está realizando sus funciones.

El abogado agredido ha pedido amparo al Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM).