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El letrado se arañó en plena sala para demostrar que su clienta no fue la autora de las heridas que presentaba la víctima

(Imagen: E&J)

El Juzgado de lo Penal número 1 de Salamanca ha sido testigo en el transcurso de la celebración de una vista oral, de un juicio por lesiones leves derivado de un supuesto de violencia de género, de la acción del abogado que defiende a la acusada, consistente en autolesionarse en plena sala para demostrar que su representada no fue la autora de las heridas que presentaba la víctima, como consecuencia de la supuesta agresión.

Este abogado, cuya cliente es una mujer de nacionalidad marroquí acusada de agredir a su pareja, quien fue hombre y actualmente es mujer tras su cambio de sexo legal, se ha arañado el cuello con sus propias uñas para así demostrar que en unos minutos era posible provocarse cicatrices similares a las que figuran en el parte médico.

Con esta acción el abogado ha perseguido rebatir la acusación particular, que argumentaba que la víctima no pudo autolesionarse en las tres horas que pasaron desde que ocurrieron los hechos hasta que denunció.

El letrado, sin el menor rubor, tomó la palabra y dijo en sala ante el juez: “Mire señoría si no le da tiempo, me acabo de provocar yo mismo las lesiones en el tiempo que informaba mi contraía —por la abogada de la acusación particular— y tengo las mismas lesiones que la denunciante”.

El caso

El Ministerio Fiscal, en su calificación estableció que los hechos ocurrieron el 17 de febrero del 2024, sobre las 13:30 horas, en el transcurso de una discusión en el domicilio familiar. La acusada —natural de Marruecos y sin antecedentes penales— habría golpeado a su pareja en el cuello y las piernas. La víctima sufrió erosiones, equimosis y marcas de presión en el cuello, lesiones que tardaron 10 días en curarse sin necesidad de tratamiento médico.

El fiscal dictaminaba que los hechos son constitutivos de un delito de lesiones, por el que pedía 10 meses de prisión, dos años y seis meses sin derecho a tenencia de armas y dos años de alejamiento y prohibición de comunicación con la víctima, así como una indemnización de 430 euros.

(Imagen: E&J)

La defensa argumentaba que las lesiones fueron autoinfligidas por la propia parte denunciante, argumento que el letrado quiso probar en directo con su propia piel. Afirmó que en 10 minutos cualquier persona se podía hacer esas marcas. La parte acusadora, por su parte, manifestó que no hubo tiempo material para que la víctima se autolesionara en las horas posteriores a la supuesta agresión.

El procedimiento ha quedado visto para sentencia.

Una táctica curiosa

Este abogado no es la primera vez que utiliza este tipo de táctica para reforzar sus argumentos, el año pasado en un juicio por “pase” de droga, el letrado sacó una bolita con harina en mitad del juico para poner en duda la versión de los guardias civiles, que decían haber presenciado una transacción de 0,31 gramos de cocaína.

“Este es medio gramo que este letrado se ha molestado en elaborar con harina, si sus señorías no lo ven desde tres metros, no creo que los agentes pudieran”, dijo textualmente. El cliente de este letrado no consiguió la absolución pero sí que la pena fuera rebajada de cuatro años a un año y medio.

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